Manufactura Suiza, Herencia Latina
Cuervo y Sobrinos se estableció en La Habana en 1882, una procedencia que evoca glamour latino, hedonismo, lujo, elegancia y exotismo. La familia Cuervo comenzó importando relojes suizos antes de desarrollar su propia colección suiza, relojes que se convirtieron en un must have. Famosas celebridades del siglo XX visitaron la boutiqu
boutique de Cuervo y Sobrios en La Habana, incluyendo a Hemingway, Churchill, Pablo Neruda, Einstein y Caruso.
La compañía prosperó y en poco tiempo “La Casa” se convirtió en el joyero y relojero de la capital cubana. Su reputación cruzó fronteras y su nombre se hizo conocido en Europa y América del Norte. Para poder satisfacer la creciente demanda y asegurar la calidad, tres nuevas sedes se abrieron en Europa. En Pforzheim (Alemania) se seleccionaban las piedras preciosas, en Rue Melzy (París) se tallaban y pulían las piedras y en La Chaux-de-Fonds, corazón de la relojería suiza, se abrió un centro de producción.
Cuervo y Sobrinos
La marca se hizo conocida por representar un estilo de vida latino único y glamuroso y alcanzó su esplendor a finales de los años 50. Debido a la situación política en Cuba de entonces, la familia Cuervo abandonó La Habana y la marca permaneció inactiva hasta que unos europeos la compraron al comienzo de los años 2000.
Actualmente, la sede central y el atelier se sitúan en Le Noirmont, en las montañas del Jura, en Suiza. Este es el centro del universo conocido cuando se habla de relojería. Esta nueva ubicación está a escasos kilómetros del taller original de La Chaux-de-fonds, por lo que está en línea con los valores de herencia de la marca.